Wednesday, April 25, 2007

El tiempo pasa, y yo dejo Sigma

Es increible, pero ya se estamos casi a final de mes, y con ello, el momento de dejar a Sigma Alimentos. Dios mio, gracias por estos cinco años y medio.

Por otro lado, y como decisión de último momento, no tendremos que vender la casa, sino que la rentaremos. Cuan fiel es Dios con sus hijos.

Ahora viene lo interesante, deshacernos de tantas cosas que hemos acumulado a través de los años. Ahora es cuando sale la gorra "favorita" (que no se ha usado en 3 años) o la vajilla que quisimos y nunca la sacamos de su caja.. Esto es algo realmente sorprendente. Creo que realemente vale hacer una purga de cosas periódicamente.

Otro gran reto que viene es decidir que se va con nosotros y hacer que quepa en las maletas sin pasarnos de los 22kg (por maleta) que acepta la aerolínea.

Bueno, ya tendremos mayo para poner orden en todas estas cosas.

En cuanto a lo espiritual, he entendido la gran diferencia que hay de decir con la boca y decir con el corazón. Hay una frase que cada vez que la digo, cada fibra de mi tiembla:
"Todo lo que tengo, yo te lo doy
tú eres por completo mi adoración."

Buenas nochos y que Dios les bendiga.
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Sunday, April 1, 2007

Dios bendice a su manera (cuando los hijos no llegan)

(Me remontaré al año 2003) Pronto a cumplir 3 años de casados, nos dimos cuenta que no podíamos embarazarnos, que nuestros cuerpos, aun gozando de excelente y total salud, simplemente, sin explicación médica, no estaban listos para procrear. Al inicio fue difícil aceptarlo, no podía estarnos sucediendo, al rato llegarían los bebés, todo era cuestión de orar, esperar, relajarse y confiar, confiar y confiar.
Sin embargo, la espera se alargaba aun más cada mes. No era fácil, para muchos a nuestro alrededor era tan fácil concebir, tan fácil embarazarse, tan fácil tener el primer hijo, luego el segundo y ¿nosotros? ¿Dios se habría olvidado de nosotros? No, no era posible, El nos amaba, nos había escogido para formar un matrimonio, era su plan que formasemos una familia...y sin embargo, los hijos no llegaban. Fue un tiempo difícil donde Dios nos fue llevando por la negación (especialmente mi negación a aceptar que los hijos no llegaban) y el dolor, hasta la aceptación gozosa de su voluntad. Fue un peregrinar acompañado de lágrimas, purificación y dolor, pero también de la presencia de nuestro Señor, amándonos, cuidándonos, aclarándonos todo; fue un peregrinar donde entregamos el anhelo de los hijos a nuestro Señor, El nos lo estaba pidiéndo y su gracia nos fortaleció. Lo amábamos a El y estábamos dispuesto a amar su voluntad, sabiendo que su gracia nos fortalecería y confiando en que "Dios todo lo permite para el bien de los que le aman"(cfr. Rom 8,28). Entonces, Dios no podía estarse equivocando, El tenía un plan perfecto de amor para nuestro matrimonio y por ello estaba permitiendo todo. Así, confiando en El, nos abrimos a su voluntad, aceptando que los hijos no llegaban, y que tal vez nunca o algún día llegarían; nuestros corazones estaban en paz; nuestra vida matrimonial estaba completa, nos teníamos el uno al otro, y Dios nos pedía hacernos felices mutuamente, vivir para honrar al cónyuge, alcanzar la santidad juntos. Aun sin hijos, Dios nos estaba bendiciendo, pero a su manera!
Al inicio del año 2006, una breve oración susurró mi corazón, una oración breve, sin reclamos: "Señor, sé que tienes un plan para nuestro matrimonio sin hijos, si es tu voluntad, muéstranos que quieres de nosotros". Jamás imaginé lo que vendría. En febrero 2006, en un retiro con universitarios, Dios nos preparó diciéndonos que "algo grande venía" (en otro post contaré a detalle acerca de esto) y en ese mismo mes nuestro queridísimo amigo y siervo de la Palabra*, David Mijares, nos hizo una invitación (sólo era una invitación) a irnos un 'tiempecito' como misioneros para trabajar con la juventud a Quito, Ecuador. Había una necesidad y nuestro buen amigo y también muy queridísimo, Pepe Vázquez (siervo de la Palabra también), quien sabía del anhelo que albergaba nuestro corazón de ser misioneros, lo compartió con David (¡como Dios hace que los caminos se crucen!). Así la invitación llegó a nuestras vidas y la cuaresma del 2006, fue el tiempo para discernir la invitación, el llamado que Dios nos estaba haciendo.

Lo que para el mundo pudiera resultar una "desgracia", "una falta de algo", Dios la ha transformado en una bendición y en un llamado. Somos un matrimonio libres de hijos (como leí en un libro, no quisiéramos mas decir "sin hijos" porque da la connotación de que algo nos falta, y no es así, no nos falta algo, estamos completitos; por ello preferimos decir libres de hijos, así Dios nos ha llamado hasta este momento y así hemos de servirle), con una convicción fuerte en nuestra mente y corazón que esto es plan de Dios, y EL no se equivoca. EL quiere lo mejor, lo mejor de lo mejor para sus hijos, y queremos por ello hacer vida en nosotros su voluntad (para su gloria y para su honra), para eso fuimos creados!!!!

(Si en algún momento llegasen los pequeñines, gloria sea dada a Dios; y si no llegasen nunca, gloria sea dada a Dios..nuestro gozo, nuestro fin último como matrimonio es glorificarle con nuestras vidas!
Además, Dios nos ha bendecido con amigos muy cercanos, que nos comparten el gozo de la paternidad-maternidad, disfrutamos muchísimo a sus pequeñines...hermanos y amigos, gracias por permitirnos ser parte de sus familias!)

*Hombres consagrados

Razones para un cambio de vida

Algunos nos han preguntado cómo llegamos a este punto de irnos de México, pues la historia es algo larga, pero han habido algunos sucesos clave que nos marcaron como preparación a esta misión.

Antes de casarme, pasé un tiempo vocacional, inclusive tuve un retiro con los Misioneros de Guadalupe y con ellos conocí la gran labor de salir de uno mismo a propagar la verdad de que Dios nos ama. Aunque no era para mí el llamado de vida consagrada, quedó en mi ese anhelo de servir algún dia a Dios como misionero.

Una vez casado, el no poder tener hijos fue causa de cuestionarme ¿Cuál es el plan de Dios para nuestra vida sin hijos? Creo que el que nos tengamos solamente el uno al otro es más que suficiente para ser felices y santos, pero como que había algo más por lograr. Definitivamente el que seamos una familia de solamente dos, nos permite tomar este camino. Mientras que mis amigos casados con hijos, tienen una misión diaria en sus hogares de formar hombres y/o mujeres santos, nosotros lo haremos con hijos espirituales.

Hubo otra ocasión (2001) en que se hizo una fiesta para festejar el quinto aniversario del programa de la Brecha (universitarios recién graduados que ofrecen un año de vida como misioneros) en el que mi esposa participó cuando era universitaria. Al final, se comentó que un uno de los sueños del programa era tener matrimonios brechistas. Ahí nuevamente el anhelo de entregarme como misionero me recorrió por todo el cuerpo, fue electrificante. Pero aún no era el momento adecuado.

Fue hasta febrero del 2006 cuando en un retiro, Dios nos marcó en el corazón el llamado de dar más allá que nuestro diario vivir. Aunque la invitación no fue dirigida exclusivamente para nostros, sentimos que llevaba nuestro nombre. Fue un ofrecimiento de entregarnos al servicio de Dios por completo, que Él hará grandes cosas a través de nosotros, pero que el precio sería alto. Y en verdad lo está siendo.

Una semana después, David Mijares, un hombre consagrado muy querido por nosotros nos hizo la invitación de considerar entregar nuesta vida como misioneros en una de tantas necesidades que hay en la Región Iberoamericana de la Asociación Cristo Rey (Asociación de comunidades católicas de alianza, en el mundo). Lo interesante del ofrecimiento es que Él no sabía de la invitación que Dios nos había hecho la semana anterior.

Durante toda la cuaresma siguiente, cada día, estuvimos orando para que Dios nos revelara si esta invitación era lo que Él quería de nosotros. Sé que esto de esuchar la voz de Dios en nuestras vidas puede sonar muy raro, pero estimado lector, en verdad sucede, sólo es cuestión de querer escuchar. Durante este tiempo nos apoyamos de un libro muy recomendable: Una vida con propósito de Rick Warren. Y en pascua tomamos la decisión: Servir a Dios de tiempo completo.

Este último año ha sido de preparanos para nuestra misión en Quito, aúnque ya falta poco para irnos, aún estamos temblando por la gran empresa que viene, pero al final de cuentas, confiamos que este es el plan de Dios para nuestra vida y a Él nos aferramos.

¡Gloria a Dios!