Grandes bendiciones en la batalla

Primer VEM (Verano en Misión)-Marzo 2008.

Jóvenes de la región sur: Guayaquil, Cuenca, Quito y Colombia (además de 2 brechistas costarricenses), iniciaron esta gran aventura de los VEM de Marzo. Nos reunimos en una finca a las afueras de Quito, en el valle de los Chillos: 30 jóvenes y nosotros dos.
Fue una semana de intenso entrenamiento teórico y práctico. Dando inicio el Lunes 3 de marzo del 2008. Iniciamos con el pie derecho: la oración personal; hombres y mujeres por separado consagrando al Señor nuestra vida y nuestro VEM. Después, el comienzo oficial del evento: la Bienvenida y la firma del Código de Honor del Vemita (nos comprometimos a estar en la jugada). Ambos puntos fueron presentados por mi amado esposo. Con la charla: Que es el VEM, empezaba la aventura. A continuación, se les recordó a nuestros jóvenes el “Porqué apostar por la juventud, “¡porque somos el futuro de nuestra iglesia!” y “Porqué dar más de lo necesario”, como los grandes santos, no quedarnos a medias, o en el límite, “hemos de dar el todo por el todo”, sólo así se construye nuestro baluarte. Por la tarde tuvimos nuestra primera asamblea de oración. Fue increíble ver el poder del Señor actuando en medio de nosotros, suscitando profetas y guerreros; derramando su Espíritu, experimentando entre nosotros un nuevo Pentecostés: estaba iniciando la batalla. El Señor nos fortaleció espiritualmente, nos armó y nos preparó. No estábamos solos, su ejército celestial nos rodeaba.
Los siguientes días transcurrieron de la siguiente manera: por las mañanas tuvimos la gran bendición de recibir charlas, el entrenamiento teórico; y por las tardes, el entrenamiento práctico, reunión por escuadrones (equipos de trabajo formados con una misión en particular). En este VEM tuvimos la bendición de contar con 4 escuadrones: escuadrón Bogotá, cuya misión consistía en ir a la comunidad de Bogotá a evangelizar jóvenes universitarios y fortalecer este sector; escuadrón casas de formación, quienes organizaron una casa para hombres y una casa para mujeres; el escuadrón de apoyo, quien estuvo dirigiendo actividades de integración y el famoso Café de la Noche; y el escuadrón de cursos, el cual organizó el Curso de 2 Reinos y el Curso de Evangelización. Intenso trabajo tuvieron los vemitas.
El miércoles ofrecimos nuestro día de ayuno y oh sorpresa…ayunamos también de agua, ya que por cierta inundación que se presentó en el Valle se canceló el servicio. ¡Nos quedamos día y medio sin agua y sin bañarnos! Gracias a Dios cerca había un riachuelo. Los hermanos sirvieron con excelencia trayendo agua del río para los sanitarios y de ahí surgió el canto: “baja al río…” literalmente. Y el clamor al Señor: “manda el agua…por tubería”. En fin, ese pequeño detalle nos fortaleció y nos unió. Los chicos tomaron una excelente actitud de ofrecimiento al Señor. Además, unas hermanas que por razones de salud no podían ayunar de alimentos, ofrecieron ayuno de silencio. ¡Gloria a Dios por estos guerreros dispuestos a ofrecerse por la construcción del reino!
Y en medio de nuestra semana, nuestro escuadrón a Bogotá enfrentó algunos reveses. Parecía que las circunstancias impedirían que fuesen allá, más el poder del Señor abre puertas y corazones. Había tanta necesidad espiritual entre los jóvenes bogotanos, y los obstáculos se presentaban día a día, tanto que llegó a ser un “no” rotundo el viaje de este escuadrón como consecuencia del conflicto diplomático entre naciones. Mas nuestros “guerreros” estuvieron puestos para el combate, en oración y ayuno; nuestro Capitán les confirmó el llamado, El los llevaría; y nunca dudaron de que irían. Nuestra fe se fortaleció con su respuesta. Y el milagro lo vimos todos: el escuadrón fue a Bogotá y el Señor “hizo lo que quiso”. Abrió ojos espirituales, sanó corazones, “resucitó” nuevamente el llamado en los jóvenes bogotanos. ¡Reciba el Señor la alabanza por esta obra que es sólo de El y para El!
El jueves por la noche disfrutamos el tremendo “Café de la Noche”. El escuadrón de apoyo, como les comenté anteriormente, nos deleitó con este evento. Se organizaron los escuadrones para representar algunas obras de teatro. Fue increíble descubrir las cualidades histriónicas de nuestros hermanos. Ahora sí “que se volaron la barda” es decir “superaron expectativas”. Nos imitaron a todos los ahí presentes: a los costarricenses (ticos), a los cuencanos, a los quiteños y hasta a los mexicanos. ¡Excelente noche de compartir, de risas, de gozo tremendo en el Señor!
El viernes tuvimos una asamblea especial de oración (no planeada en el horario, pero ya saben como son las cosas del Señor) por diferentes medios El mismo nos solicitó que nos pusiéramos en “intercesión”, la batalla estaba arreciando y debíamos revestirnos de su “armadura” y cubrirnos con su Sangre Preciosa, no sólo nosotros sino también nuestras familias y nuestros bienes. Establecimos unos cuantos minutos que se convirtieron en “muchos” minutos. El Señor se manifestó con poder, aun y cuando sólo íbamos a interceder…su Palabra nos reconfortó, nos animó y nos retó.
Finalmente, el sábado por la mañana, nuestra charla de clausura del entrenamiento y la gran asamblea de oración. Ahora sí que “se abrieron las compuertas del cielo” y se derramaron dones en abundancia, así como profecías: el Señor nos regaló sanidad interior y física, nos habló nuevamente de los profetas y guerreros que estaba formando, de estar en la batalla, de tomar el puesto donde nos corresponde, de expandir su reino, de prepararnos porque la batalla es fuerte y vienen días difíciles; nos confrontó duramente y nos revistió con su Santo Espíritu. ¡Nuestro Dios no se dejó ganar en generosidad y los jóvenes y nosotros mismos, fuimos arrebatados con su poder!
En cuanto al escuadrón del Curso de 2 Reinos: este retiro se realizó el domingo 9 de marzo. Sólo un día, pues no había más tiempo. Muchos se mostraban algo decepcionados por ser sólo un día. Mas el Señor nuevamente superó nuestras expectativas. No esperábamos que en tan corto tiempo se confrontasen vidas y se desataran corazones. Era increíble ver como el Señor hablaba directamente, sin rodeos, presentando a la luz las batallas internas de los chicos y "despertándolos" a una vida de gracia. El Señor está preparando a su ejército.
Cada escuadrón fue una bendición y una gran alegría para el VEM, ¡gloria a Dios por cada uno de los vemitas!
Así transcurrió la semana de entrenamiento, grandes bendiciones en medio de la batalla y una hermandad a prueba, la fidelidad y el amor de nuestro Señor en los hermanos. Los jóvenes fueron “pasados por el fuego” y encontrados listos para el combate.

Además, recluidos como estábamos, tuvimos la gracia de contar con hermanos que “velaban” por nuestras necesidades físicas (alimentos, medicinas) y hermanos que nos apoyaban con las charlas. Bajaban hasta el Valle a pesar de que el camino estaba “casi imposible”, pues resulta que en esa semana en que estuvimos en la finca, iniciaron los trabajos para adoquinar las vías de los alrededores, y llovió todos los días…así que se imaginarán como estaba el camino. En dos ocasiones varios vemitas tuvieron que salir a “palear” el terreno para permitir que los autos llegaran.
¡Gracias a cada uno de estos hermanos que estuvieron cerca de nosotros físicamente y a los que en sus oraciones nos acompañaron espiritualmente! Sus oraciones nos sostuvieron en el combate y la batalla se ganó con ustedes.

¡Al Señor sea la honra y la gloria por su obra!

Y aprovecho para pedirles su intercesión por nuestra protección, sabemos que la batalla arrecia y que la lucha es intensa. Mas en el Señor nos sabemos vencedores y protegidos por la intercesión de cada uno de ustedes, los santos del tercer milenio. ¡Gracias, hombres y mujeres de Dios!